Ya va siendo hora de terminar con el silencio, ante la larga espera para que los Animados se animen a escribir (que al parecer será prolongada) y después de llorar, como dirían en mi tierra, a moco tendido por la forma en que acabaron y mutilaron los excelentes recuerdos que tenía de uno de mis personajes animados preferidos: Don Gato (que afán de hacer dinero sin tomar en cuenta la calidad del producto que se vende). Ahora hablaremos un poco de algunas animaciones que todos deberíamos ver. La primera de ellas es Porco Rosso (Kurenai no buta, 1992), una cinta del maestro de la animación Hayao Miyazaki. Porco Rosso es un piloto de avión que por azares del destino fue convertido en puerco, dejando su condición humana en el pasado, y se dedica a ser un caza recompensas en el mar mediterráneo. Pero como los piratas de los aires están cansados de que Porco Rosso siempre quebrante todos sus planes (hasta el de asaltar un avión lleno de infantes inquietos), deciden contratar a un actor de cine de Hollywood para que termine con los dominios del cerdo.
Pompoko (Heisei tanuki gassen pompoko, 1994), una película del creador de la excelente película La tumba de las luciérnagas, Isao Takahata. La cinta nos muestra las dificultades de una comunidad de tanuki (perro-mapache), la cual se ve en peligro ante la llegada del ser humano, quien pretende arrasar con todo el mundo natural y construir una nueva ciudad. Los tanuki, que tienen el don de la transformación, se enfrenta a los humanos, pues no están dispuestos a dejar su habitat. Interesante propuesta que nos hace reflexionar sobre el impacto del hombre en el medio ambiente y en la fauna, ante los notorios y aterradores avances de las ciudades y la “civilización”.
Y la última cinta que les recomiendo es Mary y Max, un film de Adam Elliot. Impactante propuesta animada en stop motion, que narra la extraña amistad entre una pequeña niña australiana de 8 años, Mary, y un hombre maduro de Nueva York. La pequeña Mary, quien ya no soporta la extraña marca con la que nació y lleva en la frente como si fuese un trofeo escolar, decide aislarse del mundo poco normal en el cual vive, hasta que encuentra en Max una amistad que la aleja del entorno que no comprende, ni la comprende a ella.
Producciones animadas que pueden hacer que por un momento nos olvidemos de nuestros propios caóticos mundos, y disfrutemos, cual infantes, la magia de la animación.
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