Bienvenida

Este blog no está dedicado a un tema en específico. Ni tiene como concepto principal el informales sobre hechos en particular. La idea es crear un espacio donde ustedes y yo hablemos un poco de todo. Quizá algún día intercambiemos ideas sobre cine o de literatura o de política o de televisión o de ecología o de hechos cotidianos. Lo importante es que se pueda hablar de todo lo que nos preocupa o interesa, no sólo en este México que parece caerse a pedazos sino en todo el mundo.

Aunque claro, habrá que tomar en cuenta que no podemos caer en vulgaridades, pues creo que muchos de nosotros estamos capacitados para evitar ese tipo de cosas y podemos demostrar que no llegamos tarde a la repartición de cerebros.

viernes, 26 de noviembre de 2010

La Pesocracia


No  sé si ustedes se han puesto a pensar que vivimos en el país del $ 1.00 (aunque ya es sólo un decir, pues a veces se necesitan 2 o hasta 5). ¿Por qué? Porque para comenzar un día cualquier tenemos que salí con una buena dotación de morralla en la bolsa.  Sales de tu casa y te encuentras a tu vecinito que al ver que llevas las bolsas de la basura en la mano  te dice: “¡Sí quiere yo se la tiro!”. Se la das  y tiende la mano esperando una moneda. “¿Y para el de la basura?”, te pregunta y ahí va otra moneda. Llegas al metro en la escalera una anciana pide una limosna. Si te compadeces de ella otra moneda. Ya en el vagón: un niño que se arrastra te limpia los zapatos y otra moneda sale de tu bolsillo.  Desaparece el niño, llega un campesino que te extiende un papel: pide una moneda más. Luego se suben un par de niños con los rostros pintados y hacen un show bastante bizarro: siguen las monedas.  Te bajas, caminas por la calle y mientras esperas que el semáforo cambie para cruzar la avenida un niño te pide para un taco. Entras a tu trabajo y dices: “¡Por fin!”, tocando tu  bolsa ya no tan espléndida.  Por la tarde, sorpresa, no puedes salir a comer así que la señora del aseo se ofrece ir a comprarte una torta, esperando a su regreso, claro está, una moneda.  Y por la noche, subes el puente peatonal  y en las escaleras un niño te agarra el brazo y te dice: “¿No me regalas un peso amiga?”.
      Si hacemos cuentas: al hijo de tu vecino que te tira la basura  le das 5 pesos, para no verte tan tacaño y que no vayan a hablar mal de ti en la calle; para el de la basura le dejas  2 pesos, ellos al final de cuentas ni te conocen porque nunca estás; la mujer de la escalera, 1 peso; al niño que limpia los zapatos, otro peso; al campesino 1 peso más;  a los payasitos improvisados 1 peso;  para el taco del niño, 1 pesos; a la señora que te hace el favor 5 porque no vaya a ser que después no quiera ir;  y al pequeño que hasta “amigo” te dice otro peso.  En total 18 pesos. Si multiplicas eso por 5 días son 90 pesos a la semana, por 4 semanas da un total de 360 pesotes al mes.
                Como verás, vivir en el país del peso no es nada económico. Y eso si sólo cuentas pesos, se te quieres ver más espléndido el gasto es mayor y si a eso le agregas el “viene viene” y el niño que empaca las cosas en el mercado (cerillo), la propina del restaurante y todas esas demás pequeñeces en las que debemos gastar, verás que por más que trabajemos no nos alcanzaría para pagar a todos aquellos que piden un peso.

jueves, 25 de noviembre de 2010

De la superación académica


Lo primero que les platicaré es algo que podría decir que me dejó con la boca abierta, pero la verdad, en este México ya pocas cosas me sorprenden. Resulta que un amigo, a quien en su trabajo le piden la Maestría, realizó algunos trámites para cursar ésta en reconocida institución dedicaba a “fortalecer”  y  “acercar” a la gente a las bellas artes de este país. Su sorpresa fue que no calificó para ser candidato a ese grado académico. Ustedes han de pensar que el pobre era un papanatas bueno para nada, inculto y atarantado, pero NO. La respuesta que le dio la institución fue: 1) Tenía un currículum muy amplio  y necesitaban gente sin tanta experiencia laboral; 2) Parecía ser  muy crítico y para ellos esos seres críticos sólo sirven para cuestionarlos y quitarles el tiempo.
                Aquí nos enfrentamos a dos cosas:
-          * Tal parece que tener una maestría ya es indispensable   (como si ello fuera sinónimo de más capacidad intelectual y mejor preparación ante las oportunidades que este país no ofrece).
-          * A la gente crítica no se le puede tener cerca porque,  sin lugar a duda, cuestionará todo y podrá  mover el sistema que parece seguir patrones determinados, con moldes establecidos,  para tener un rendimiento más o menos aceptable.